28 de marzo de 2010

Conclusiones acerca de la posmodernidad.

El postmodernismo se caracteriza, a diferencia de otras etapas históricas en las que se buscaba una meta definida y prefijada a priori, en que una determinada teoría, así como su opuesta, pueden ser ambas consideradas igualmente válidas, siempre que estas partan de una explicación fundamentada y coherente dentro de su lógica interna.

El postmodernismo es, consecuencia o no, pero si al menos coincidentes, con el desarrollo de los medios tecnológicos, así como de la gran influencia de los medios de comunicación que ponen al alcance de todos, gran cantidad de información. Así la imagen, cuya cadena de producción es cada vez más rápida, siendo muy corto el periodo entre la creación, la difusión y su puesta en crítica, pierde ese valor subyacente que va alcanzando con el paso del tiempo.

Así pues, no existe una secuencialización de la información, ya no nos llega en cadena, sino que ésta nos llega a modo de aluvión, sin un orden establecido, por lo que queda a merced del control que hace la persona de esa información, como individuo único que es, para escoger su camino independiente al de los demás. Es por ellos que se ponen en crisis los grandes metarrelatos, como portadores de una única verdad absoluta. El individuo como consumidor de información, no solo tendrá en cuenta su versión sino que por el contrario lo contrastará con los expuestos por otros relatos. La secuencialización de la historia se pierde.

Otra consecuencia de la revolución tecnológica y mediática es la globalización, o la sociedad global que se crea con la difusión y conocimiento de los relatos que afectan a cualquier habitante, cultura, grupo o etnia del planeta. No existen las distancias, tanto en el plano histórico como en el geográfico.

El arte o las obras que se producen pertenecen al mundo, y por tanto, carecen de localización geográfica, y además no se sitúan en un tiempo concreto. Se yuxtaponen formas muy diferentes de ver la realidad y, como consecuencia, se producen obras multidisciplinares e interdisciplinares, transtextualidades, hipertextos y demás producciones artísticas tan heterogéneas o eclécticas como se puedan imaginar, y que van a configurar el paradigma estético de este momento.

En la actualidad, la educación artística debe centrarse en proporcionar al alumno las herramientas necesarias para que pueda hacer ser capaz por si mismo de llevar a cabo una crítica reflexiva y razonada, sin prejuicios, coherente con sus principios.

Hay que poner en conocimiento del alumno, las diferentes posturas existentes, aunque éstas sean contradictorias, los distintos puntos de vistas de la realidad existente, pero siendo ellos los que tomen sus conclusiones personales, sin que los docentes les guíen ni les indique el camino a tomar. Lo importante no es el resultado de la elección, que siempre será subjetiva, sino el proceso de investigación que lleve a cabo para alcanzarlo. 

Este tipo de educación, es la difícil, tanto para el docente como para el alumno.

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