28 de marzo de 2010

Reflexiones sobre "La mal llamada postmodernidad". Carlos Thiebaut.

Las distintas teorías, a veces incluso excluyentes unas de otras, que ponían en crisis todo lo que promulgaba el modernismo, se recogió bajo el nombre de postmodernidad.

La postmodernidad, es consecuencia de esa diversificación de lógicas y racionalidades sociales dentro de la nueva sociedad, de la negación de la universalidad y la centralidad del individuo independiente del concepto de la colectividad de la sociedad, de la multisignificación y la pluralidad de los lenguajes, frente una sola significación válida y un único lenguaje, y de la ruptura del concepto de ese relato progresivo de la historia que el modernismo tanto promulgaba.

Es interesante lo expuesto por Jenks:
Según Jenks, "La postmodernidad es una era en la que ninguna ortodoxia puede adaptarse sin autoconciencia e ironía pues todas las tradiciones parecen tener alguna validez. Esto es debido, en parte a la llamada explosión informativa, a la llegada del saber organizado, a las comunicaciones mundiales y a la cibernética (....) El pluralismo - el (ismo) de nuestro tiempo- es tanto el gran problema como la gran oportunidad: todos somos los grandes cosmopolitas, los individuos liberados. 
Es por tanto que, debido al desarrollo de los medios tecnológicos, que ponen al alcance de todos, los instrumentos para poner en circulación las teorías e ideologías surgentes, y por otra parte, para recibirlas, provocan en ésta sociedad postmodernista globalizada, un desbordamiento de conocimientos, como causa del aluvión de información y publicidad a la que se ve sometida.

Con el postmodernismo las verdades absolutas se desvanecen, los grandes relatos en los que se sustentaba la historia quedan en evidencia, frente a un compendio infinito de pequeños relatos, cada uno de ellos, con su parte de verdad intrínseca, que pueden incluso ser contradictorios, ya que las distintas posturas en la que se basa su interpretación admite diferentes propuestas de resolución de los problemas.

Igualmente se coincide en pensar, que según Thiebaut,
La "política de la diferencialidad" - que en términos políticos acompaña el canon estético postmoderno- acentúa, de esta manera, que las grandes categorías modernas de libertad, igualdad y solidaridad, son solo comprensibles desde procesos de diferenciación, particularismo y contextualización.
Es decir, por una parte el desarrollo de los medios de comunicación y la globalización de la sociedad, hace que la información llegue a todos los puntos del mundo, pero paradójicamente no universaliza la verdad de los conocimientos sino que ésta toma conciencia según su contexto y localización espacial y temporal.

La historia ha entrado en un bucle temporal en el cual no existe o no se entiende ya como tal, el concepto de progreso y secuencialización de la misma. 

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